Noviembre de 2011. El País Vasco -nuestra clase política- se enfrenta a un evidente reto de gestionar el cambio político que se avecina en el nuevo contexto. Es natural que este reto se convierta en una prioridad para nuestra clase política.
A la vez, la caída de la recaudación llevando a nuestros responsables políticos a situar la política presupuestaria en el primer lugar de los objetivos y de su dedicación dentro del ámbito de la gestión económica. Esta definición de prioridades es lógica e inevitable en el corto plazo.
Pero estos retos inmediatos no nos deben hacer olvidar que los movimientos subyacentes y de medio-largo plazo de la economía dependen siempre de la evolución de la economía productiva y, en nuestro caso,fundamentalmente de la industria.
La situación de crisis continúa y se agrava en el País Vasco. Las cifras de paro de los últimos meses han ascendido preocupantemente del 10al 12,17%. Esto nos debe llevar a preguntarnos si, en este contexto de impresionantes retos políticos y económicos de corto plazo, estamos dedicando suficiente atención a defender la competitividad de nuestra industria.
