El objetivo primordial de la política industrial es apoyar a empresas y sectores para que se doten de capacidades dinámicas que les permita competir globalmente y afrontar la evolución de los mercados. La política industrial cuenta con una formulación específica inamovible en términos de medidas e instrumentos. En cada periodo económico, la política industrial adopta el tipo de medidas identificadas como necesarias en función de los fallos de mercado observados.