Del análisis realizado, se desprende el raquitismo de la política industrial española de los últimos años, tanto en términos cuantitativos (por la debilidad de los recursos presupuestarios destinados a la promoción de la industria) como de inconsistencia —con las excepciones señaladas— de los instrumentos y dispositivos utilizados. Esta afirmación de carácter general puede extenderse y amplificarse en el caso de los sectores tradicionales o manufactureros, que han recibido una atención escasa en un marco de actuación dominado por la idea de que «la política industrial, por naturaleza, es de carácter horizontal.